martes, 17 de enero de 2012

9. LA EXTERMINACIÓN DE LOS POBRES

Este revolucionario había escuchado a otros revolucionarios anteriores cuando decían que era necesario acabar con la pobreza; que no hubiera más pobres ni ricos.

Aprovechó la lección y dio con la fórmula que le convirtió en el único revolucionario que ha disfrutado de un éxito completo.

Convenció a todos los pobres de que se sometieran a un sencillo procedimiento de esterilización.

Al poco tiempo, los ricos se dieron cuenta de que no nacían más pobres en el mundo.

Paulatinamente, los pobres que había fueron muriendo, y no nacían más pobres que viniesen a sustituirlos.

En vista de la necesidad de pobres, los economistas aconsejaron a los ricos que trataran de producir más pobres; pero el consejo no dio resultado, porque no sólo los varones pobres se habían esterilizado, sino que las mujeres pobres también. Y el empeño de los ricos en ese sentido resultó, lógicamente, estéril.

Los economistas aconsejaron a los ricos, entonces, que intentaran producir pobres en los vientres de las ricas, pero este consejo también fracasó, porque de los vientres de las mujeres ricas no salían niños pobres sino niños ricos.

Cuando falleció el último pobre (y hay que ver el famoso entierro que le hicieron), ya hacía tiempo que los ricos. Y habiendo sido exterminados todos los pobres, no quedó en el mundo más que una clase de hombres que, siendo ricos, trabajaban como pobres, y se terminaron todos los problemas sociales que conocemos.

Surgieron naturalmente otros, pero esos no los conocemos y no podemos entonces hablar de ellos.

Cañas, Alberto. (1974). La exterminación de los pobres y otros "pienses". San José: Editorial Costa Rica.